La imposibilidad del no-ser
- por Alexis Castro
- 1 oct 2014
- 3 Min. de lectura

«No hay ningún Dios.»
—Stephen Hawking
El escéptico: Prefiero inclinarme hacia las ideas de un genio, que hacia las ideas de un libro viejo que habla de monstruos de 7 cabezas y de serpientes que hablan [la Biblia].
El metafísico: Me gusta más la idea de Fernando Pessoa [poeta y escritor portugués del siglo XX]. En una ocasión dijo: «Dios existe pero no es Dios». Stephen Hawking critica una especulación religiosa con una especulación científica. De hecho, cuando él «prueba» o afirma la imposibilidad de Dios, acude a la Teoría de los Agujeros Negros —teoría que ya ha sido desmentida por la propia ciencia—. Hawking postula que a medida que retrocedemos en el tiempo hacia el momento del Big Bang [la Creación], el Universo se vuelve más pequeño hasta que finalmente llega a un punto en el que el Universo todo se encuentra en un espacio tan pequeño, tan pequeño y tan pequeño, que es de hecho un agujero negro infinitesimalmente pequeño e infinitesimalmente denso. Según él, aquí [en el agujero negro] el tiempo debe llegar a su fin. Por consiguiente, no se puede retroceder a un momento anterior al Big Bang, porque no existía nada —según él— antes del Big Bang. Conclusión de Hawking: Dios no existe.
Si analizamos su argumento, él admite que hubo un génesis [es decir, un comienzo], llamado Big Bang, que surgió de la nada, es decir, del no-ser. Aclaración: Cuando la Biblia habla de que Dios creó de la nada [ex nihilo], no habla de una nada absoluta, sino de una nada en términos de materia preexistente. Pero para Hawking el Big Bang surgió de una nada absoluta. Aquí volvemos al mismo problema de los griegos: De la nada no puede venir nada. El ser no puede surgir del no-ser. Como dijo Parménides: «El ser es y el no-ser no es y ni puede llegar a ser». Es más, el no-ser ni puede ser pensado, ya que pensar es ser. Si aceptamos que el Universo tuvo un comienzo, y si antes de ese comienzo no había nada, la pregunta que surge es: ¿Quién creó el Universo? ¿Dios? ¿El propio Universo se creó a sí mismo? ¿Cómo el propio Universo en su no-existencia se pudo dar el ser? ¿Pero y quién creó a Dios?
La cuestión con Dios es diferente [y aquí no me estoy delimitando, o mejor dicho, refiriendo, al dios del cristianismo]. Para evitar confusiones e interpretaciones erróneas donde se pueda pensar que estoy haciendo una apología del cristianismo [cosa que no es así], voy a utilizar el concepto «Ser» o «Naturaleza» [en mayúscula], en vez del concepto «Dios». ¿Por qué digo que con Ser la cosa es diferente? Porque con Ser no estamos admitiendo un comienzo o un principio, sino un estado de eterna permanencia: el Ser es y no puede no ser. Es decir, el Ser es necesario y no contingente [como nosotros]. El Ser es el ser por antonomasia. Nosotros podemos ser como también podemos no ser. Y si todos los seres fuesen contingentes, llegaría un momento en que nada [en absoluto] sería —cosa que es imposible ya que si nada sería, quiere decir que un principio nada era, y por lo tanto, nada hubiera sido—. El Ser es la Causa [con mayúscula] incausada. Por eso preguntarse quién creó a Dios o al Dios que creó a Dios, sería entrar en una cadena de causas y efectos ad infinitum. El Ser no pudo crear al Ser porque el Ser ya es. En otra terminología, el Ser es antes y después de todo, es decir, siempre ha sido y siempre será. El Ser es eterno, y por ende [respondiendo al argumento de Hawking], excede al tiempo, al espacio y a la materia.
Por otro lado, en cuanto a que la Biblia es un libro viejo [cosa que es cierta, pero tú lo dices en un tono despectivo], no podemos confundir la edad con la veracidad. Hay libros viejos que contiene grandes verdades. Como por ejemplo: el Tao Te Ching de Lao Tsé. Y de que la Biblia habla de monstruos de 7 cabezas y de serpientes que hablan [o peor aun, que tientan], eso depende de cómo uno interprete o haga exégesis [hermenéutica] del texto. Sé que hay corrientes o denominaciones del cristianismo que interpretan esto de forma literal [cosa que es ingenua]; pero también estoy consciente de que hay libros metafóricos en donde hay animales que hablan, como en Animal Farm de George Orwell, de los cuales se pueden extraer grandes verdades. Yo no echaría a la basura la mitología griega por el hecho de que sea mitología. El mito siempre tiene algo de verdad y la verdad siempre tiene algo de mito.
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